Autojustificación mujeriega
Viví, sin amores,
aferrado a esta soledad,
deseé no hubiera
quien coartara mi libertad.
Busqué hasta en errores
todo lo que curase ansiedad,
que ella no existiera,
que me dejara aquí sin amar.
Pues sabré esperar
por una mujer
que sepa amar
todo mi ser,
a la que he de serle fiel…
Y esperaré:
esa mujer no eres tú.
Al fin, tú llegaste,
disipando hasta ocultos temores
que en la vida todo
se opone a los plácidos amores.
Hoy que te marchaste,
apartada de mí ojalá quedes:
quiero que tan sólo
me demostraras que no se puede.
D
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