La palabra tsoenami es la transliteración al alemán del vocablo japonés 津波, que literalmente significa «ola de puerto». El narrador de este cuento nos presenta sus recuerdos sobre un evento catastrófico que definió su vida desde ese momento. Me gusta la alegoría general, que mientras uno se encuentre aislado, en actitud meditativa, las olas de la vida pueden llegar y borrar en el transcurso de pocas horas todo lo que significara algo para uno, dejándolo desamparado el resto de la vida, buscando significado a algo que quizá solo sea un tonto momento de mala fortuna.
Ya antes había tenido el placer de leer textos de Fernando, en su encarnación como Gothian. No obstante, se nota que el texto de Tsoenami pasó por tanto tamizaje editorial que me parece muy apenas encontrarle el sabor mexicano que a menudo colorea sus otros textos. No es algo negativo, puesto que el resultado es un texto pulcro y cuidado, pero le falta un poco de ese je ne sais quoi que me recordaba a Gothian. En fin… Hay tres selecciones del texto que me causan comezón en la ceja izquierda, y dudo que sean incorrectudes de la escritura en español, pero vale la pena comparar el estilo propio al del autor del texto, para aprender cada vez más sobre este arte de la escribida.
Entiendo que el idioma español es muy dado a incluir incisos explicativos, y se regodea en el uso de oraciones complejas-compuestas. No obstante, creo que ese recurso es mejor usado durante momentos de divagaciones o extrapolaciones idiosincrásicas del autor, en lugar de usarlas durante las descripciones. El texto dice: «… la balsa que había construido, sin ayuda, Azah». Me supera el concepto de saber necesario ese tipo de rodeo. En mi aptitud prosaica yo hubiera sido más directo, perdiendo quizá el tono lírico: la balsa que Azah había construido sin ayuda.
Un poco abajo dice: «… adquirido un nuevo significado; caminaba más erguido; hablaba menos». Recuerdo en algún foro literario el comentario de que algunos signos de puntuación tienen una inflexión casi existencial en la mente del lector. Los punto y comas son como una vuelta de 90º en la lectura. Yo veo ese fragmento como una serie de situaciones existenciales del hermano, como un listado, pues, y solo requeriría ponerle comas. O al menos así me parece.
Casi al final del cuento me encontré una oración que me parece incompleta: «Soy mayor que mi padre la última vez que lo vi». No sé por qué, pero me parece que debería decir «… que mi padre era».
Como ya lo comenté, este texto está bien escrito, y es un cuento que invita al lector a meditar largo y tendido sobre hasta qué punto –en la vida de cada quien— el miedo es parte integral de todo lo malo… y también de todo lo bueno.
D
9 comentarios:
Esa frase final, "el miedo es parte integral de todo lo malo… y también de todo lo bueno", me ha dejado atónito y posiblemente me enfrascaría en una discusión de horas solo por llevar la contraria. Con todo, seguiré pensando en ella.
Me han gustado los apuntes, aunque debido a mi incultura ese "津波" me siga sonando a chino, o al tipo de insulto que onomatopeyaba Ibáñez en sus historietas... ;)
Saludos cordiales,
Hola, zoquete: Cierto, que el tsunami suena bastante estrafalario. No ahondé mucho que digamos en la frase final para evitar irme por las ramas, como es mi costumbre. Pero el hecho es que todo momento brillante, de arrojo, de coraje, de heroísmo en la vida parte de ese momento en el que uno enfrenta al miedo y lo supera. La grandeza nace de la adversidad, y es un memo quien no sienta ni un poquitín de miedo. Los héroes de hecho no son héroes porque no sientan miedo, sino a pesar de ello. O al menos así me parece.
Saludetes
Bueno, y ¿cuál es la caracteristica principal del sabor mexicano que tu dices que falta? A ver, D.
Tanto como una característica principal, no hay. Y es más notorio en el habla que en la escritura, pero de haber rasgos peculiares, haylos. Los que se me ocurren son los siguientes:
-Regionalismos (por motivo de que se hablan como 200 idiomas en México, hay gran cantidad de vocablos prestados; la mayoría provienen del Náhuatl, como cacahuate por maní, elote por maíz, etc.).
-Enclíticos pospuestos y reiteraciones inútiles: «pásele usted».
-Diminutivos extemporáneos como expresión de amabilidad o de humildad: «Espérame un minutito».
-Dequeísmos y queísmos. Estos siempre son incorrectos, pero comunes en mexicano.
-Preposiciones inusuales: «Entrar a la casa» en lugar de entrar en la casa.
También el circunloquio es bastante común. Alguna vez alguien en los foros describió al mexicano como «un tanto medieval», y supongo que también habrá muchos arcaísmos usados, pero no recuerdo algún ejemplo en particular.
A grandes rasgos, a esto me refiero como «mexicanadas».
Saludos
Bueno. Gracias por la ilustración, D.
Saludos
Hola, D.
Como siempre, es un gusto leerte.
Agradezco el que hayas tomado unos minutos para leer y comentar mi relato.
Te mando un abrazo, amigo.
Edgardo, de nada, pero conste que es solo mi opinión y no un hecho concreto. Puedo fallar, dicen…
Fernando: Al contrario, gracias a ti por haber escrito un buen cuento que da la oportunidad de meditar y también de aprender un poco más del idioma.
Saludos
Llego tardísimo, culpa de vivir una época de infrecuente presencia en la Red (para mí, digo).
Vamos por el comentario…
«Me gusta la alegoría general, que mientras uno se encuentre aislado, en actitud meditativa, las olas de la vida pueden llegar y borrar en el transcurso de pocas horas todo lo que significara algo para uno, dejándolo desamparado el resto de la vida, buscando significado a algo que quizá solo sea un tonto momento de mala fortuna.»
Me encanta cuando un relato dispara distintas interpretaciones. ¿Sabés?, a mí ni se me pasó por la cabeza pensar este cuento en forma de alegoría, jaja. Pero tenés razón: esta es una interpretación válida del cuento.
«Entiendo que el idioma español es muy dado a incluir incisos explicativos, y se regodea en el uso de oraciones complejas-compuestas. No obstante, creo que ese recurso es mejor usado durante momentos de divagaciones o extrapolaciones idiosincrásicas del autor, en lugar de usarlas durante las descripciones.»
Pensé bastante en esta idea, y, al fin de tanto pensamiento, llegué a la conclusión de que no acuerdo con vos, en el sentido de que no veo que el recurso sea mejor utilizado en un caso que en otro. Me parece que es una de esas cuestiones cuyo buen uso depende del contexto particular, quizás de detalles tan simples como una conjunción ausente o presente, del estilo general de la obra, de… En fin, de una multiplicidad de elementos que redondean el fragmento en particular. Y de los gustos del lector, claro está. En el ejemplo que das:
«El texto dice: «… la balsa que había construido, sin ayuda, Azah». Me supera el concepto de saber necesario ese tipo de rodeo. En mi aptitud prosaica yo hubiera sido más directo, perdiendo quizá el tono lírico: la balsa que Azah había construido sin ayuda.»
A mí, la expresión original me gusta. Sobre todo, me gusta porque está en el lugar donde está. Es un pequeño golpe a las neuronas, un "detenerse".
«Como ya lo comenté, este texto está bien escrito, y es un cuento que invita al lector a meditar largo y tendido sobre hasta qué punto –en la vida de cada quien— el miedo es parte integral de todo lo malo… y también de todo lo bueno.»
El miedo es parte integral del ser humano. Puede ser que existan personas que, a lo largo de su vida o en épocas particulares de ella, sean incapaces de amar. O de odiar. Pero nadie es capaz de no tener miedo. Algún miedo. Siempre. Así que sí, allí está, en el fondo de lo malo y en el fondo de lo bueno. Acuerdo con vos, también, en otra cosa: los héroes lo son porque lo son a pesar de tener miedo.
Otro sí: curiosamente, este cuento también me hizo reflexionar mucho, pero no en el sentido de tus reflexiones. Ah, no, no aclararé en qué sentido, ¡debería revelar demasiado de la trama!
Un gran análisis el que hiciste, Daniel. Y me encanta la posibilidad de volver a discutir con vos como en otras épocas, cuento sobre cuento, comentario sobre comentario.
Un abrazo!
Esther
PD: pensaré en la frase quizás incompleta… ☺
PD2: demasiada experiencia la mía como para atreverme a ingresar en un análisis sobre el mexicanismo en las letras, jeje.
Uf, Esther, que parece que somos como esas legendarias embarcaciones en la noche, nomás a la distancia y de pasada coincidimos…
Agradezco que estés de acuerdo en algunos puntos y en otros no, porque en gran parte muchas de estas inflexiones accidentales son las que enmarcan el estilo personal.
Saludos
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