Resulta que yo fumé por muNNNchos años, como por veinte años, de manera esporádica, hasta que decidí que era menester cuidar de mi salud no tanto por mí mismo, sino por los que dependían de mí. Entonces, entre abandonar las bebidas alcohólicas, dejar de fumar, comer una alimentación balanceada y ejercitar, decidí que lo más fácil sería abandonar el cigarrillo. Fue fácil para mí: un día dije «no más» y sanseacabó.
Eso fue hace unos diez años, y no he reincidido en ese hábito maloliente. Claro, no significa que mi adicción a la nicotina fue fácil de abandonar, porque de vez en cuando, al ver a personas fumando en las calles (último refugio de los fumadores en estos EE.UU.), aminoro el paso y empiezo a resollar fuerte, para ver si alcanzo a darle unas bocanadas a la humareda que los rodea. Como sea, creo que al ser el único mal hábito que abandoné, mis neurosis buscaron consuelo en mis otras debilidades, como la siempre maldita Coca-Cola…
Pero divago.
Apenas el año pasado me diagnosticaron asma en la adultez. O sea, «después de niñez, viruelas…». Ni modo, pero lo bueno es que los medicamentos me controlan muy bien, y nunca he sufrido ninguna crisis.
Otro antecedente a este ensayo es que mi hijo ahora también fuma. Está en la edad en que lo puede hacer de manera legal, y poco control me queda sobre esa situación deplorable, excepto prohibir que fume adentro de la casa. Yo quisiera convencerlo de que en realidad no le aporta nada, pero es difícil convencer a los jóvenes que no son invencibles ni indestructibles.
¿Qué hacer al respecto?
Recientemente me enteré de que los cigarrillos electrónicos, o eCigs, como se les conoce en este país, han avanzado hasta el punto de ser de fácil y muy conveniente uso. Hace unos diez años, más o menos, estos productos comenzaron a aparecer, pero en esos entonces eran poco confiables y de dudosa producción, siendo fabricados casi en su totalidad en China. Hoy en día se pueden comprar en casi cualquier tienda de gasolinera o hasta en súpermercados, aunque no estoy seguro dónde se produzcan. Estos dispositivos constan de dos elementos: una batería recargable y un vaporizador ultrasónico. Los modelos más económicos constan del vaporizador que incluye al líquido de nicotina en el mismo cartucho, y por lo tanto se describe con el palabro "cartomizador".
El dispositivo funciona de la siguiente manera: el vaporizador crea un vapor con la solución de nicotina en cada inhalación. El líquido consta de cinco ingredientes, que incluyen glicerina, nicotina y saborizantes alimenticios varios. El vapor se activa con cada inhalación y solo durante la inhalación, lo que asegura de que no exista vapor "de segunda mano". El contraste obligado con los cigarrillos tradicionales es el siguiente: todos los ingredientes usados por los cigarrillos electrónicos son seguros para el consumo humano, excepto por la nicotina, que es tóxica y adictiva. Al contrario, los cigarrillos tradicionales, aparte del tabaco contienen muchos otros ingredientes tóxicos. Se adivina que existen cerca de dos mil ingredientes en los cigarrillos. De estos, unos cientos de ellos son tóxicos. De esos, como cuarenta son reconocidos como cancerígenos.
Entonces, los cigarrillos electrónicos no contienen tabaco y no queman nada: solo vaporizan una solución de glicerina con saborizantes y nicotina. Es como el humo que producen para pistas de baile o casas encantadas durante el Día de los muertos. La publicidad quiere hacernos creer que los cigarrillos electrónicos son la opción "más saludable" para fumar.
Pero no nos andemos con rodeos: siguen siendo dispositivos para la ingestión de nicotina. No existe hasta el momento mucha información sobre los efectos secundarios que pudieran existir contra la salud. Hasta el momento no hay muchos reportes de que pudiera haber alguno, más allá de los conocidos de la nicotina: taquicardias, opresión del pecho, falta de aire, presión arterial elevada, etc. Y otra cosa aparte: solo porque algo no es dañino cuando se ingiere oralmente no quiere decir que sea igual de inerme al respirarse: el sistema digestivo cuenta con amplias protecciones contra el exterior, como recubrimiento de mucosas en todas sus superficies, un receptáculo relleno de ácido y varios metros de tubería para absorber nutrientes y desechar el resto. Los pulmones apenas si tienen mucosidades recubriéndolos, y exponen a la sangre directamente a lo inhalado.
Que quede claro: no es un producto "saludable". No es un producto que beneficie. No es un producto para niños.
Pero para quienes tengan problemas para abandonar su adicción a la nicotina, es seguramente la opción que los mata menos rápido. Llevo una semana experimentando con uno de ellos, y reporto que hasta el momento no me han inducido ningún problema respiratorio. El sabor que deja en la boca no es muy parecido al del tabaco, que domina todo con su aroma y sabor, sino que es muy tenue. El "golpe" de la nicotina es tan fuerte como lo recuerdo cuando fumaba, pero al usar el cigarrillo electrónico no dejo maloliente mi entorno ni mi ropa, y mi aliento solo huele mal por falta de higiene.
Espero poder convencer a mi hijo de que abandone los cigarrillos tradicionales, y si se siente incapaz de resistir la falta de nicotina, que mejor use cigarrillos electrónicos.
D
3 comentarios:
Oh cielos, claro que sí... No tenía idea de la existencia de estos cigarrillos tecnológicos. Claro que no son inocuos, ¿a quién se le ocurre que pueden serlo? Menor mal que los "de verdad", pero no inocuos.
Quedóme sorprendida: una cosa es inventar el dulce de leche dietético (oxímoron absoluto) y otra inventar cigarrillos electrónicos, ¿no te parece?
Esther
A lo mejor mucho tiene que ver con la cultura de este país… Es decir, ignoro si en Latinoamérica exista el mismo tipo de ambiente "antifumadores" que hay aquí. Fue cuestión de un par de décadas, pero la actitud de todo el país cambió por completo. Recuerdo que cuando empecé a trabajar en McDonald's, allá en los primeros años de la década de los noventa, todavía teníamos ceniceros desechables en la bodega, aunque ya habían pasado un par de años desde que estaba prohibido fumar en el restaurante…
Hoy en día está prohibido fumar hasta en cantinas, hazme el favor…
Más allá de eso, imagina el golpe en contra de la industria tabaquera si estos eCigs se tornaran en algo popular… Se irían a la quiebra.
Saludos,
D
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