En el trabajo hay una joven despachadora del departamento, que recibe las peticiones del personal del hospital para interpretación del ingles al español y organiza a los intérpretes para que atiendan a esos encuentros pendientes. Pero ese es solo su alter ego, puesto que tiene una personalidad secreta, como superhéroe legendario.
Es la creadora de los pastelitos más deliciosos que he probado.
La repostería es un arte bastante raro. No solo porque es arte que depende de la expresión personal, sino porque también es una ciencia exacta. Nada de ponerle a la receta una "pizca" de algo o un "poquito" de lo otro: no, señor, los ingredientes se miden en microgramos a veces.
O al menos así me parece…
Pero, como iba diciendo, estoy casi seguro que no existe una receta secreta o que ella tenga algún ingrediente misterioso guardado bajo candado y llave. Simplemente tiene "buena mano" para hornear.
Entonces, cada que se acerca una fecha conmemorativa la uso como excusa para pedirle que me prepare unos pastelitos dizque para celebrar. En realidad, casi he llegado al punto de no necesitar excusa alguna, sino pedirle que me haga una docena de pastelitos para comerla a escondidas en el carro, antes de llegar a la casa. Por supuesto, una vez llegando a la casa, el resto de la familia ya conoce la calidad de dichos pastelitos y proceden directo a devorarlos.
Buena fortuna: mañana es mi cumpleaños. Voy a comerme toda esta docena yo solo y les comparto la foto solo para que hagan berrinches de no estar aquí, para probar si es cierto lo que acabo de contarles.
D
2 comentarios:
¿Que mañana es tu cumpleaños? Oh... Me temo que llego tarde, entonces, me temo que el futuro de la entrada es el pretérito de mi post. Pero igual, ¡feliz cumpleaños, y que sea con muchos pastelitos!
(Hacer buenos pastelitos es como cultivar plantas en el jardín, el balcón o la ventana de la cocina: hay quien tiene mano y hay quien no...)
Besos!
Gracias por las felicitaciones. Y sí, hubo pastelitos, pero duraron bien poco… Ni modo.
D
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