Bah, que el obsequio de las palabras es dádiva de confusiones… Lo único posible con la abundancia de palabras es lograr cada vez rebanadas más delgadas y artificiales de las grandes motivaciones de la vida:
Comer. Dormir. Evacuar. Reproducirse.
Todo lo demás es sofisticación superflua.
Aunque habrá que reconocer que aquellos que no conocen las palabras adecuadas para expresar lo que sienten pierden dimensiones de su propia experiencia que podrían llegar a conocer. Sin embargo queda la interrogante: ¿cuántas de esas tonalidades grisáceas realmente enriquecen la apreciación de situaciones en blanco y negro en la vida?
Es decir, las expresiones artísticas siempre buscan esa experiencia "visceral" a través de artilugios intelectualoides. ¿Por qué no degustar la vida de esa manera visceral, sin necesidad de filtrarla meningíticamente, por llamarle de alguna manera?
Aquellos que aspiran a ser grandes autores laboran por largo tiempo para dotar a sus lexemas de claridad… Se me antoja un largo tramo para llegar a la simplicidad del inocente (o el ignorante) que carece de todo el armatoste aquel de palabrerío…
Pero ha de ser que siempre querré llevar la contraria aunque esté equivocado, no sé…
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