lunes, 2 de mayo de 2011

Me encanta mi computadora: mis amigos viven allí

Algo que siempre me ha parecido raro o hasta criticable es el hecho de que me cuesta un trabajo enorme, colosal, pocamadrísimo, poder congeniar con personas en la vida real.

Yo pensaba que era por ser modosito y tímido y…

(Por lo general, justo en este punto de la conversación, cuando lo menciono, mi esposa y mis dos hijos bufan un marcado "hmm" junto con trío de cejas alzadas, como diciendo: «¡tímido, mis calzones!»)

Bien. Confieso que la imagen mental de mí mismo no coincide mucho con la de otra gente. Aparentemente soy un tipo aguerrido en mis opiniones y de esos que se ponen en acción a la menor provocación y quieren que todos jalen parejo. O sea, uno de esos chocantes enérgicos. Ni modo.

Pero estaba diciendo que me cuesta trabajo hacer amigos en la vida real, y últimamente… bueno, digamos que este milenio me ha resultado más fácil encontrar amistades en la virtualidad del cíberespacio que en la famosa vida real.

Entonces esta divagación es en honor a aquellas personas que, a pesar de los kilómetros de distancia, me hacen el favor de permitirme considerarlos amigos.

En particular, hoy dedico esta meditación a mi amiga Ecco. Al que quiera molestarse en buscar el blog de Ecco en "Sobreíntima", le pido que lea la entrada más reciente allí y que medite que todos estos avatares cibernéticos contienen corazones humanos que necesitan de nuestros pensamientos positivos y buenos deseos.

Gracias a todos ustedes por permitirme conocerlos,
Daniel A. Franco

6 comentarios:

pepsi dijo...

Desde aquí, mi abrazo a Ecco y mis mejores deseos de una pronta recuperación. Con cariño y oraciones, pepsi.

pepsi dijo...

También a ti, D, por estar al lado de tus amigos, sea cual sea la distancia.

Blanca Miosi dijo...

En cierta forma conocí a Ecco, por sus comentarios, por sus textos y ahora por su blog. Qué pena que tuvo que suceder lo de su enfermedad para que así fuera.

Espero que se recupere, de verdad, lo deseo.

sinceramente,
Blanca

Mónica Bezom dijo...

Hola, Dan.

Adhiero a la dedicatoria de este tema a Ecco o Lupita.

Me entristece la noticia, ojalá la fuerza de nuestros buenos deseos logren neutralizar este mal trago que está pasando.

Besos.

Margarita dijo...

Hola Dan. Había visto su entrada en su blog, pero está deshabilitado lo de los comentarios, al menos yo no lo vi. Así que agradezco la oportunidad que das desde esta entrada que le dedicas.

Con Ecco ha sido un placer coincidir en los foros, buena escritora y buena compañera, haciendo un trabajo serio, tratando de ayudar a los demás con su forma de comentar. Creo que se ganó nuestro respeto, admiración y aprecio.

A Lupita le deseo que nuestras palabras le sirvan de bálsamo para el espíritu y nuestros buenos deseos le aporten fuerza para luchar en este trance y salir cuanto antes de él.

Un beso,

Margarita

Anónimo dijo...

Dan, gracias de nuevo por recordar mi paso por la virtualidad. Ha sido una sorpresa dulcísima leer los comentarios de mis compañeros y compañeras.

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Pepsi, te recuerdo con mucho cariño. Leer tus historias es deshilar un tejido único y aprender el lenguaje que has creado. Gracias por tus buenos deseos.

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Blanca, gracias por tu recuerdo. Gracias también por tus buenos deseos; espero en Dios que pronto pueda estar libre de esta enfermedad que me ha redefinido a fuerza de dolor y pruebas muy duras. Un abrazo para ti, Blanca.

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Turkesa preciosa, eres un ángel: actúas como ángel, escribes como un ángel. Tus palabras son alivio y motivación para seguir. Un beso enorme y mi gratitud.

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Margarita, qué bien me hace sentir tu comentario. Me alegra haber dejado esa impresión en ti. Pero como dice un refrán: se necesita uno para reconocer a otro. Esa dulzura proviene de tu corazón. Que Dios te bendiga.

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Gracias por sus oraciones; es lo único que les pido y necesito ahora para superar este desafío. Mi cariño y gratitud para ustedes.

Lupita oOoxXxoOo

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