martes, 29 de noviembre de 2011

¿A qué huele la esperanza?

La casa guarda un aroma a algo horneado… Mi hija de apenas dieciséis años de edad a veces disfruta de hornear pastelillos, brownies o, de vez en cuando, algún pastel. Nos pide que la llevemos a hacer las compras para conseguir los ingredientes necesarios y busca las recetas en su teléfono con conexión a la Internet. Enseguida se la pasa mirando vídeos, escribiendo entradas en sus blogs secretos en Tumblr, a los cuales no tengo permitido hacerme "seguidor" de ellos, y luego, cuando se le pega la gana, ella hornea. Hornea cuando sea que se le antoje.

No hornea porque yo, su padre, quisiera un pastel. No hornea porque sus amistades supongan que ella les va a llevar galletas a la escuela para compartir. No hornea porque sea algo que "es de muchachas". No hornea porque nadie desee que lo haga, sino porque se siente contenta al hacerlo.

¿A qué huele la esperanza? Huele a lo que hornea mi hija. Huele a la posibilidad de que haya criado niños que saben que su único trabajo en esta vida es intentar ser felices, y desear que sea suficiente para hacer felices a otros también.

D

domingo, 20 de noviembre de 2011

What does hope smell like?

The house smells of baking… My daughter, barely sixteen, sometimes enjoys baking cupcakes, brownies, or the occasional cake. She asks to be taken to the groceries to buy the necessary ingredients and looks up the recipes in her web-enabled phone. Then she spends some time looking at videos, blogging in her secret accounts in Tumblr, which I am not allowed to "follow," and then, when the spirit moves her, she bakes. She bakes whenever she feels like it.

She doesn't bake because I, her father, want a cake. She doesn't bake because her friends expect her to bring cookies to school for them. She doesn't bake because "that's what girls do." She doesn't bake because anyone wants her to do so, but because it makes her happy to bake.

What does hope smell like? It smells of my daughter's baking. It smells of the possibility that I might have raised children who know that your only job in life is to try to be happy, and wish that it should be enough to make others happy, too.

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sábado, 12 de noviembre de 2011

Para meditar…

Recientemente me preguntaron si creo en Dios. «¿Cómo no voy a creer en Dios? ¿Acaso no se nota que siempre me esfuerzo en ser un hombre responsable, que me esfuerzo en vivir una vida ética y justa?», pregunté con asombro real.
«Bueno, lo que pasa es que no eres religioso para nada…», fue la respuesta lanzada sobre el hombro, a manera de despedida condescendiente.

Me pregunto por qué a veces insistimos en malentender. Es decir, a lo mejor quien no ha comprendido bien las cosas soy yo, y debería ser religioso para demostrar que creo en Dios.

No obstante, me parece un poco desafortunado que, en términos generales, la gente no crea que un hombre que se esfuerza por ser genuino, sincero, responsable, cortés, que obedezca las leyes, y que dedique todas sus energías en conseguir el bienestar de su familia no se le reconozca inmediatamente como alguien que teme a Dios, que cree en Él, y que todavía tiene la esperanza de que todo en esta vida significa algo al final de cuentas…

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