viernes, 10 de mayo de 2013

Irma

Cada vez que pienso en ella, pienso sobre la vida: la vida que eligió el día que se enamoró y comenzó a forjar un hogar.

Ha de haber sido difícil tanto cambio: de niña a mujer, de muñecas a maternidad. Mas nunca temió pues tenía la certeza de la dicha venidera.

Y nosotros, los niños de su vida, nos ponemos de pie para alabarla por su amor, por su fortaleza, por su caridad, por todos sus actos. Y por lo que significa ella para cada uno de nosotros.

No obstante, sabemos que la vida al final nos mandará por sendas lejanas. Pero el amor permanecerá.

Gracias, Madre.

D

Esta es una traducción de una canción que compuse hace más de veinte años. Nada ha cambiado desde entonces. Basada en Proverbios 31:28.


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4 comentarios:

Esther dijo...

Es hermosa, Daniel.

Más aún por esto de "nada ha cambiado desde entonces".

Un abrazo,
Esther

Daniel A. Franco dijo...

Gracias por el elogio, Esther. Como siempre, las palabras quedan demasiado pequeñas para expresar el sentimiento.

Anónimo dijo...

Joyas antiguas que se atesoran en el corazón. Que trasmiten la permanencia del diamante, la gracia de los ángeles y la fragilidad de la rosa. Así he sentido lo que has escrito acá, Daniel.

Besos, diamantes, ángeles y rosas para vos.

Mónica (Turkesa)

Anónimo dijo...

...Y para Irma, digo... los besos, diamantes, rosas y ángeles.

Un besote, Dan.

Mónica

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