sábado, 20 de julio de 2013

«Del Miedo y otras Islas: Marooned», de Montse de Paz

Del Miedo y otras Islas: Marooned


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El término inglés marooned se refiere a quien ha sido abandonado o aislado, a menudo por naufragio. Este cuento nos presenta a una pandilla de seis muchachos, unos más niños que otros, a quienes la marea ha traído algunos mensajes en botella. El texto es bastante agradable de leer y, como los buenos relatos, nos deja con más dudas que respuestas. En particular, a mí me complació de gran manera no saber a ciencia cierta quién es el marooned: ¿será el autor de los mensajes misteriosos?, ¿serán los niños?, ¿será el lector?

El texto tiene un tono narrativo muy refinado. Cuando es el narrador quien nos habla, la prosa es precisa y moderna. Cuando son los niños, el lenguaje es apropiado para sus edades, con todo y regionalismos. El que escribe los mensajes en botella tiene su propio tono narrativo. O sea, cada quién según su cada cual.

Es necesario mencionar que el autor usa el «espacio negativo» de manera juiciosa y artística. Por ejemplo, nunca revela cosas que serían imposibles de saber a menos que uno fuera omnisciente, como los motivos del aislamiento del individuo que manda los mensajes en botella. No obstante, con lo dicho a través de los niños, los mensajes y la narración, el lector puede imponer sus propias suposiciones sin recurrir a ninguna idea estrafalaria o poco factible. O tampoco es necesario que nos explique hasta el cansancio el entorno social de los niños, y que como sea llegamos a comprenderlo. Todo en las islas, y en las letras que las animan, cabe en nuestro mundo real. No se requiere sacar a relucir a ningún Deus, y la machina es invisible. O natural.

En algunas ocasiones, que un autor sea famoso o galardonado no asegura la calidad de sus cuentos. En esta ocasión, me alegra sobremanera poder decir que con este cuento uno entiende sin esfuerzo alguno que Montse de Paz haya ganado el premio Minotauro en el 2011. No le encuentro bemoles a este cuento, y de haber alguno, sería solo por mi deseo de saber el resto de lo sucedido. Talvez lo único que me faltó como lector es algún tipo de desenlace. Creo que esta temática del coming of age, de los ritos de iniciación, quedó por siempre ejemplificada en mi mente por el Stand by me, de Stephen King… Pero digo lo anterior por envidia, quizá: ¿quién no aspira a la simplicidad de la verdadera elegancia en la prosa, como la de este cuento?

D

2 comentarios:

Esther dijo...

Impecable, Daniel. Tal cual, tal cual.

La reflexión acerca de si puede ser el lector el abandonado, ¡ah!, sí que está buena...

Abrazos!

Daniel A. Franco dijo...

Gracias, Esther. Me complace que te haya agradado el comentario.

Saludos

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