martes, 8 de julio de 2008

A un recién nacido, de su padre adolescente

En un instante, cuenta me di:
tu sonrisa pondría el “hasta aquí”;
sin noches en vela sin razón,
sin días en busca de perdición.

En un instante, mi mundo cambió,
pues nunca antes abrí el corazón
para sentir el llamado al honor
que alguna vez llegó a mi rincón

Pero era la vida mía,
viciosa, llana, vacía,
que yo te di
al llegar tú.

¿Quién eres para llenar
mi vida con tu soñar?
Te llevas mi cielo gris,
me dejas tu mundo feliz.

¿Quién eres para lograr
que pierda mi libertad?
Mas, quién soy para negar
cuánto anhelaba tu llegar.




D

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