donde uno sane rancios amores…
hasta el próximo.
Dije con cautela; hablas sin tapujo;
aun así pareciera desmán:
la mejor defensa, mi mudez.
Y cada rosa en mis manos solo sabe de púas;
y así se me va la vida:
intuición que te irás aína.
Pero que mi afonía te haga partir, sería ingente yerro;
por lo tanto, te comparto aquel aposento
y he aquí mi alma, saja al gusto.
Y por eso aprieto los ojos —igual me da, con todo lo visto—
y así se me va la vida,
y eres la única que lo sabe.
Prefiero entonces tu compañía, si se me permitiera el voto;
pero también la decisión es tuya
y he aquí mi alma, saja al gusto.
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