martes, 1 de junio de 2010

Sobre la albañilería

Sobre la albañilería
  
A modo de presentación de esta nueva sección, quiero charlar un rato con ustedes sobre el idioma español en general antes de adentrarnos en cualquier contemplación esotérica y sesuda sobre los pormenores del lenguaje. También quiero presentarles mi opinión sobre cuán necesario es que todo aquel que escriba, ya sea por pura edificación personal o por motivos laborales, adquiera soltura en el manejo de la gramática.
  
En el presente, y si pudiéramos confiarnos de los datos obtenidos en la Internet, el español es el segundo idioma más hablado de manera nativa, después del mandarín. Más de 400 millones de personas hablan español en este mundo, con más de 350 millones de ellas hablándolo como lengua madre. Algo bastante peculiar sobre este idioma es que el mayor número de hablantes no se encuentra en el país de origen. En este caso, España no es ni el segundo país con el mayor número de hispanohablantes. México y —por increíble que parezca— los EE.UU. son el primer y segundo países con el mayor número, respectivamente. Es más: España ni siquiera tiene el mayor porcentaje de hablantes nativos. El Salvador cuenta con 99.7 % de hablantes nativos, en contraste al 98.8 % de España. En mi humilde opinión, esto debería conducirnos a meditar en la necesidad de tener una gramática normalizada o estándar que pueda unificar a este diverso grupo multinacional de hablantes, para evitar que los regionalismos inevitables creen cismas insuperables.  

En esta época de comunicación a través de la virtualidad es necesario, más que nunca, reconocer y reconciliar todas esas pequeñas y grandes diferencias que surgen durante el uso cotidiano del idioma. En mi caso en particular, porque soy intérprete médico de inglés a español, al principio tuve que aprender a identificar e incorporar muchos regionalismos al hablar en ambos idiomas. Para poder averiguar si tal o cual cosa eran correctas o aceptables, me adentré en la virtualidad de los foros y la blogósfera, y allí fue donde me enteré cuán truncado e inepto era mi conocimiento de ambos idiomas, pero sobre todo del español. Lo que consideraba correcto a fuerza de usarlo a diario, a veces resultaba hasta insultante en su deficiencia ante las normas del idioma. 

Pero también me encontré  con un raro fenómeno: tribus completas de personas clamando a grandes voces que sea el artista quien cree y el jornalero quien refine; que el primero tenga comunión exclusiva con la musa mientras que al otro se le remunere para realizar la humilde tarea de implantar tildes y podar tropos despeinados. Supongo que a estas personas podríamos remitirlos a esa escena durante el siglo XV, cuando compareció Elio Antonio de Nebrija ante la Reina Isabel de Castilla para presentar su Gramática de la lengua castellana 

—¿Para qué querría yo un trabajo como este, si ya conozco la lengua? —preguntó Isabel, desdeñosa.
—Su Alteza, la lengua es el instrumento del Imperio —respondió Elio, gallardo.  

En nuestro caso, la lengua es el instrumento de nuestro arte.  

Entonces, henos aquí, dispuestos a plasmar nuestras imaginaciones y hasta nuestros corazones en letras. Al escritor novato, y hasta al consagrado, exhorto a familiarizarse y adoptar el uso de las normas del lenguaje. Dirán, quizá, que al fin y al cabo solo se trata de castillos en el aire. Pero permítanme rebatirles que hasta estas mansiones imaginarias necesitan buenos cimientos. Parafraseando el viejo refrán, insisto que la genialidad literaria consta del 1 % de inspiración y del 99 % de sudoración. La erección de magníficas obras arquitectónicas requiere grandes esfuerzos de parte de quien coloca cada ladrillo en su sitio correcto. 

Compañero escritor, sea buen albañil.  

D





Tema disponible en la Revista literaria Prosofagia, vol. 7

4 comentarios:

David Franco (David Alberto Franco) dijo...

A preparar la mezcla entonces. La cuchara y el gorro de periódico están listos...

Anónimo dijo...

Compañero

Muy buena reflexión sobre bloques y cemento. Yo estoy contigo, de tu lado, de acuerdo: nadie puede excusarse en el "es mejor la inspiración pura" con el fin de mantener su ignorancia a salvo de críticas.

Hay que conocer, aprender y aplicar para poder construir con cimientos firmes.

Dan, gracias por compartir este texto.

Lupita OoXoOXoxXx

P.D. Dejé en tu buzón algo para celebrar tu gran día. Mucha felicidad, sueños cumplidos, logros alcanzados. ¡Feliz cumple! :D

Daniel A. Franco dijo...

Hey, Beto, mucho gusto de verte por estos parajes inhóspitos. Gracias por pasar.

Daniel A. Franco dijo...

Así es, Lupita: ya contigo sumamos tres que vamos a usar el idioma correctamente. Bueno, supongo que uno por uno terminaremos conquistando esta jungla salvaje de la Internet, donde todos escriben sus barbaridades a golpe de inspiración y sin el mínimo esfuerzo.

Saludos, y muchas gracias por la tarjetita.

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