miércoles, 1 de diciembre de 2010

La respiración y la lectura

A continuación publicaré unas cuantas contribuciones que aparecieron en el foro Prosófagos pero no en mi blog. Algunas son interesantes, creo. En fin…

Resulta que de niños nos inculcaron muchas cosas (eso de inculcar es como cuando acondicionamos a un perro a no ladrar adentro de la casa con el simple dispositivo de arrollarlo a patadas al momento en que abre el hocico. Claro, el perro mantiene la trompa bien cerrada a partir de un par de ocasiones que le atizan una zapateada).

Bueno, como iba diciendo, cuando niños, Pavlov, esas cosas… Sí. Entonces. Cuando niños, para ahorrarse tiempo nos enseñaron a leer en voz alta. Hacíamos nuestras planas y planas de palotes y bolitas, y ya que aprendíamos a trazar letras nos hacían vocalizar. Aaaaaaaaaaaaaah, beeeeeeeeeeeeh, jooooooooota… (en esos entonces de la prehistoria la maestra tenía permitido el castigo corporal, y esas reglas de madera de un metro de largo servían muy bien para ajusticiar al burro que fallara… ¿jota? ¡Reglazo en el occipital!)

Decía, pues, que ya más grandecitos nadie se tomo la molestia de enseñarnos que la lectura es con los ojos y no con la trompa. Ni modo.

Por eso hoy vengo a decirlo, aunque de seguro ya estaban enterados. Es más, la entonación de la lectura en voz alta rara vez aparece marcada en los textos, pero en fin. Pero decía. Resulta que una persona normal lee a un ritmo como de 150 a 250 palabras por minuto. Y la razón es porque estamos acondicionados a un proceso mental, donde vemos las letras y las "decimos" en la laringe, de hecho accionando los músculos de las cuerdas vocales como si estuviéramos hablando, aunque leamos en silencio. No es sino hasta que "pronunciamos" las palabras que permitimos que nuestro cerebro evoque las imágenes mentales, o las llamadas "etiquetas de significado", y es hasta ese entonces que llegamos a entender lo leído.

Por eso muchos piensan que la puntuación gramatical es para marcar la cadencia de la lectura. Falso. Incorrecto. Para nada. La puntuación obedece las normativas de la gramática y se escriben de acuerdo a necesidades sintácticas. Ahora, si de vez en cuando coincide con las pausas que hay que tomar para entonar de manera correcta las palabras en voz alta para darles significado, bueno, pues es pura coincidencia. "Si es coma, haga pausa al leer. Si es punto y coma, una pausa mayor. Si es punto y seguido, un poquito más. Si es punto y aparte, tome una siesta antes de continuar." Ajá, y es cierto, así se lee, pero lo opuesto no es cierto: no porque necesitemos respirar a la mitad de una frase atiborrada de adjetivos y adverbios es necesario poner signos de puntuación como si fuera sal y pimienta, al gusto. Justo como en la oración anterior, que de seguro la leyeron con pausas para darle significado y para no ponerse cianóticos.

En fin, que vengo a recomendarles un ejercicio facilísimo que tiene tres beneficios. Primero, este ejercicio les permitirá leer a una velocidad mayor. Bravo, aplausos: tendremos tiempo de leer más libros. Luego, permite acceder las etiquetas de significado directo, sin tener que pasar las palabras por la laringe, aumentando la capacidad para comprender el texto de una manera más oportuna. Y, tercero, permite leer hasta sin respirar, logrando entonces enfocarse en el idioma en lugar de preocuparse por la hablada.

Esta es la técnica: practiquen leer párrafos de unas veinte o treinta palabras, apuntando a cada palabra y leyéndola con la vista mientras que balbucean sinsentidos en voz alta. Pueden decir "a-e-i-o-u", o pueden contar números: "uno, dos, tres… uno, dos, tres". El chiste es que sean balbuceos repetitivos, para desasociar las acciones del habla y la lectura. En poco tiempo notarán que leen bastante más rápido. Se puede lograr hasta doblar la velocidad de lectura con práctica. Y les será más fácil entender lo leído.

Y respirarán tranquilos.

D

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